Sextina al Conde de Oxford (2025)
¿Qué queda del ilustre y viejo nombre
que de la sangre ha tomado su verdad?
Ha sido traicionado por belleza
y el tiempo ha ocultado su dignidad.
Nació herido con signo de tragedia,
marcado con la flor de la derrota.
Resistió, pese a todo, la derrota;
sublunar, estampó diestro su nombre.
Mas heraldo precoz de la tragedia
le arrebató, joven, paterna verdad.
Secuestrada, inerme su dignidad,
cayó en ojos y oídos de belleza.
¿Quién osa rozar, imberbe, a belleza,
que de la sangre ha tomado su verdad?
Ha sido traicionado por belleza
y el tiempo ha ocultado su dignidad.
Nació herido con signo de tragedia,
marcado con la flor de la derrota.
Resistió, pese a todo, la derrota;
sublunar, estampó diestro su nombre.
Mas heraldo precoz de la tragedia
le arrebató, joven, paterna verdad.
Secuestrada, inerme su dignidad,
cayó en ojos y oídos de belleza.
¿Quién osa rozar, imberbe, a belleza,
cuando solo le aguarda la derrota?
Vana confianza se tiene en dignidad
cuando respalda el oropel del nombre;
lo cierto es que de su sangre la verdad
no bastó para evitar su tragedia.
Aunque de otros fue signo y tragedia,
ocultó su frenesí de belleza,
que de haberse consumado cruel verdad,
prematura habría sido la derrota;
muchos otros, descendidos de nombre,
se jugaron en las calles dignidad.
¡Cuán lejos, los falsarios, de dignidad,
urdieron entre sombras su tragedia!
Mancharon de ignominia su buen nombre:
temían que de la sangre de belleza
un vástago causara su derrota;
del crimen su víctima fue la verdad.
Sangró el árbol sin frutos de verdad,
se extinguió de antigua rama dignidad
y entre cortinas se alzó la derrota:
embustero selló al fin la tragedia.
Ahogóse en su propia sangre belleza,
de dulces palabras perdido el nombre.
La tragedia del nombre fue sellada
por dictamen de belleza en dignidad;
mas tiempo, en verdad, muta la derrota.
Alevi Peña, 2025.
Vana confianza se tiene en dignidad
cuando respalda el oropel del nombre;
lo cierto es que de su sangre la verdad
no bastó para evitar su tragedia.
Aunque de otros fue signo y tragedia,
ocultó su frenesí de belleza,
que de haberse consumado cruel verdad,
prematura habría sido la derrota;
muchos otros, descendidos de nombre,
se jugaron en las calles dignidad.
¡Cuán lejos, los falsarios, de dignidad,
urdieron entre sombras su tragedia!
Mancharon de ignominia su buen nombre:
temían que de la sangre de belleza
un vástago causara su derrota;
del crimen su víctima fue la verdad.
Sangró el árbol sin frutos de verdad,
se extinguió de antigua rama dignidad
y entre cortinas se alzó la derrota:
embustero selló al fin la tragedia.
Ahogóse en su propia sangre belleza,
de dulces palabras perdido el nombre.
La tragedia del nombre fue sellada
por dictamen de belleza en dignidad;
mas tiempo, en verdad, muta la derrota.
Alevi Peña, 2025.
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